sábado, 30 de agosto de 2014

CAPITULO 32




Recordando

 
Cuatro meses más tarde...


Mirando hacia el lago desde la parte trasera de la casa por la ventana de la habitación, no puedo evitar recordar la
primera noche que Pedro me trajo aquí. De lo mucho que lo deseaba, pero al mismo tiempo estaba demasiado asustada de él.  


Levantando mi mano izquierda, miro el anillo con el que me comprometí con Pedro que usaría siempre. No era tanto por el anillo por lo que me estaba comprometiendo, sino porque que sería suya para siempre. Dios, lo extraño.


Mi cabeza baja y mis ojos se llenan de lágrimas cuando caen sobre mi muy embarazado vientre. Instantáneamente mis manos acarician mi barriga. No creo que pueda estar más sorprendida de lo que estuve cuando me enteré de que estaba embarazada, pero descubrir que estaba embarazada de gemelos fue una doble sorpresa.


La necesidad de salir es inmensa. Abro la puerta y camino hacia el lago, descalza ya mis pies están muy hinchados por mi embarazo. Mi largo vestido suelto blanco de tirantes, se arrastra en el suelo, por lo que recojo algo de la tela en una mano levantando el dobladillo para no tropezar con él.


Mientras camino, evoco la primera vez que conocí a Pedro y lo caliente que pensé que era y lo idiota que era entonces. 


Atesoro los recuerdos de nuestra primera vez juntos y cómo compartimos nuestras desgarradoras historias de la pérdida de nuestras familias entre nosotros y especialmente el momento en nos dijimos el uno al otro, “Te amo”. Hay tantos grandes recuerdos y amo cada uno de ellos.


Las lágrimas corren por mis mejillas cuando llego a mi destino al borde del lago. Bajo la mirada a la arena fría entre mis dedos y tomo una respiración profunda. Secando mis lágrimas, volteo a un lado y levanto la vista.


Los más bellos ojos azules me miran. Pedro. Dios, amo a ese hombre.



Cuando pienso en ese día hace cuatro meses cuando creí que lo había perdido, me estremezco. No ver nunca dentro de esos ojos azules de nuevo es demasiado insoportable para pensar. Incluso después de que había renunciado a él y pensado que se había ido, los paramédicos continuaron
trabajando en él sin descanso, hasta que pusieron su corazón a latir de nuevo.


Interrumpiendo mis pensamientos, se inclina hacia mí.


- Siempre tan hermosa - me susurra al oído.


 Tú también - le susurro de vuelta.  


Pedro anoche se quedó con Diesel, perdón, quiero decir en el departamento de Jose porque según Pato es de mala suerte ver a la novia el día de la boda. Así que ella se aseguró de que él estuviera fuera de la casa antes de la medianoche de ayer. Y puesto que es casi de noche otra vez y se pone el sol, ha pasado demasiado tiempo sin que viera su amado rostro. Le he echado mucho de menos.


- Me encanta la canción que elegiste para caminar hasta mí - dice.


- Tú la inspiraste. - Había escogido la canción "Beautiful With You" de Halestorm. Simplemente encaja. Nadie me hace sentir más bella que Pedro.  


Oigo un carraspeo detrás de mí. Dándome la vuelta, veo a Pato dándome una mirada matadora.


- ¿Vamos a poner este espectáculo en marcha o qué? - Risas estallan ante su comentario. Echo un vistazo detrás de Pedro y veo a su padrino, Jose, mirando a Pato tratando de contener la risa. Ella le mira fríamente a cambio.


Le entrego mi pequeño ramo de alcatraces a Paton. Luego reenfoco mi atención al atractivo hombre delante de mí. Viste un traje gris marengo sobre una camisa negra y corbata. Se ve increíblemente sexy y no puedo esperar para arrancárselo más tarde esta noche. Entrelaza sus dedos con los míos y coloca nuestras manos sobre mi vientre.


- ¿Lista, nena? - pregunta.


Asiento. 

- Siempre estoy lista para ti - le respondo. Me lanza una sexy sonrisa y sus ojos adquieren aquella mirada caliente que me derrite. Todo mi cuerpo arde mientras siento un rubor tomar el control de todo mi cuerpo. Las cosas que Pedro puede hacerme.  


Toda la ceremonia transcurre en un borrón mientras prometemos nuestro amor y devoción el uno al otro con nuestros propios votos contemporáneos. No somos una pareja tradicional, así que por qué intercambiar votos tradicionales. Nuestras manos permanecen en mi vientre
hasta que es hora de que intercambiemos las alianzas de boda de platino a juego. Una vez más, debido a mi embarazo, el mío queda un poco ajustado.


- Ahora les declaro marido y mujer. Puede besar a su novia - anuncia el Juez de Paz cuando finalmente intercambiamos el tradicional “Acepto”.


- ¡Demonios que sí lo haré! - grita Pedro. Gentilmente agarrando los lados de mi cara, me guía hacia él. Sus labios rozan los míos en el más suave beso amoroso, pero luego su lengua lentamente separa mis labios y entra en mi boca profundizando nuestro beso. Sus manos se deslizan por mi
cuerpo y me jala dentro de su cálido abrazo. Me derrito en sus fuertes brazos.


Siento sus cálidos labios apartarse y coloca su mejilla contra la mía.


- ¿Podemos enviar a todos a casa? Necesito estar dentro de ti ahora - gruñe en mi oído. Al instante siento ese familiar hormigueo pasar entre mis piernas.


Pedro, podemos esperar unas horas - digo sonriendo. Me encanta saber que tengo ese efecto sobre él. Que él me necesita tan desesperadamente que no puede esperar. Me siento de la misma manera.


Estoy segura de que estas pocas horas parecerán días, pero estoy segura de que podemos sacrificarnos por nuestros seres queridos.


Damos la vuelta para mirar al pequeño grupo de amigos y familiares que se han reunido para compartir este día especial con nosotros. Y si no fuera por ellos, esto no habría sido posible. Veo los sonrientes ojos de Patricia, Karen, John, que es el padrastro de Pato, Eva, que es la hermana de Pato, Sandra, Jose y Dario.


Los dos paramédicos, Brad y Jonny, quienes trabajaron tan duro para conseguir que el corazón de Pedro latiera de nuevo, rápidamente se han convertido en muy buenos amigos nuestros y también les invitamos a esta reunión íntima. Y por último, pero no menos importante, el Dr. Stone Ashford. Sin él, nada de esto sería posible. Sus hábiles manos ayudaron a quitar la bala alojada en el pecho de Pedro y a reparar cualquier daño que pudo dejar a su paso. Siempre estaré agradecida por todo lo que hicieron para asegurarse de que tuviéramos nuestro final feliz.


No puedo evitar notar la tensión sexual que aún rodea a Pato y Jose.


Esta es la primera vez que se ven desde hace cuatro meses. Cuando ella se enteró de quién era él en realidad ese día en el hospital, rápidamente se volvió explosiva. Me dijo que pensaba que era caliente como un motorista, pero una vez que se enteró de que él era policía, pensó que estaba aún más atractivo. Realmente se enfadó con él, porque si hay una cosa que a Pato no le gusta, es un mentiroso, pero creo que con el tiempo llegará a perdonarlo.


Los brazos de Pedro bajan, me levanta y comienza a caminar hacia la casa. Le veo hacer una mueca de dolor tan pronto como lo hace.


Pedro, bájame. Sigues herido, cariño - exijo. 


- Tengo que llevarte a cruzar el umbral, mi bella esposa. Sólo déjame hacer eso y luego te bajaré - dice.


Estoy a punto de decir está bien, cuando sus labios están presionados contra los míos otra vez, dándome suaves y gentiles besos de mariposa. Se aleja de nuevo.  


- Dios, jamás me cansaré de besarte - suspira. 


-Yo tampoco.  

En cuanto logramos llegar a casa, me baja. Puedo ver en sus ojos que todavía le duele, pero no lo admitirá. Todavía le queda mucho tiempo antes de que se recupere por completo de su herida de bala. Cree que es una debilidad. No estoy de acuerdo con él. Creo que muestra una gran fortaleza.
El resto del grupo se une a nosotros a medida que continuamos la fiesta hasta bien entrada la noche. Cuando todo el mundo ha bebido demasiado y han comido hasta caer en coma, poco a poco comienzan a irse.
 
 
Finalmente Pedro y yo estamos solos en la casa. Casi no puedo creerlo.


Somos marido y mujer y yo nunca había querido a nadie más. La única cosa que puede hacer nuestras vidas más perfectas es el día en el que daremos la bienvenida a nuestros Bebes a este mundo.  

Llevándome a nuestra habitación Pedro enciende la familiar canción que estaba sonando la primera vez que hicimos el amor "You and Me" de Lifehouse. Tomando mi mano nos guía hacia el lado de la cama. Se para detrás de mí con su pecho en mi espalda. Muy suavemente quita las correas del vestido y las baja por mis brazos en forma de caricias. Mi vestido cae al suelo, haciendo una piscina alrededor de mis pies.


Puedo sentir su caliente aliento soplar contra la piel de mi espalda, haciéndome temblar. Mueve su mano a mi cuello y hace el cabello a un lado, se inclina y coloca delicados besos ahí.


- Eres la mujer más hermosa en esta tierra. Te amo, Paula. Para siempre - susurra en mi oído.


- ¿Lo prometes? - digo moviendo mi mano detrás de mí hacia su cuello y enredando mis dedos en su cabello.


- Para siempre - declara. Dándome la vuelta para enfrentarlo, muevo mis manos hacia su camisa y desabrocho los botones deslizándola hacia abajo por sus hombros. Mis manos acarician su pecho, tomando tiempo extra en la cicatriz justo a la izquierda de su corazón y luego coloco un suave beso en ella.


Se agacha y coloca sus manos detrás de mis rodillas, levantándome y recostándome en la cama. Trepando cuidadosamente encima de mí para asegurarse de que no pone todo su peso sobre mi vientre, toma mi boca en un beso apasionado. Muevo mis manos más abajo y trabajo su pantalón abriéndolo y eliminándolo. Libera un silbido cuando lo tomo en mi mano y acaricio su regalo de Dios.


- Te deseo, Pedro - ruego.  


- Ah, me vas a tener, cariño - gime en mi boca.


Me mueve de tal manera que estoy sobre mi costado y su pecho está una vez más presionando contra mi espalda. Su mano agarra mi pierna y la engancha sobre su muslo abriéndome a él mientras me penetra por detrás en una sola estocada lenta y tortuosa. Sus dos brazos envuelven mi cintura y sus manos frotan mi hinchado vientre.


Recuesto mi cuerpo contra su pecho, cierro los ojos y sonrío cuando siento el tamborileo de su corazón en mi espalda. Me consuela cuando siento el ritmo acelerar con cada delicioso movimiento que hace con sus caderas.


Pedro - gimo.  


- Disfrútalo, nena. Aquí es donde todo comienza - dice.


Vuelvo la cabeza hacia un lado y su boca instantáneamente busca la mía. Traga los sonidos de mis gemidos mientras sigue tomándome lento y suave hasta que ambos alcanzamos nuestra liberación sexual juntos.


Después de que ambos hemos terminado de alcanzar el clímax y me mete en su costado.


- Duerme, cariño - susurra en mi oído.


- De acuerdo. Te amo, Sr. Alfonso- Me gusta el sonido de eso.


- Te amo, Sra. Alfonso  Me gusta el sonido de eso aún más.
Y nos dormimos.

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