lunes, 25 de agosto de 2014

CAPITULO 18



Doble D y mensajes de texto

 
Han pasado cinco días desde que Pedro me informó que tenía que salir de la ciudad a causa de las actividades comerciales relacionadas con Mayhem. No me dijo cuánto tiempo iba a estar fuera o qué es exactamente lo que implica, y me encontré pensando en él durante todo el día en el trabajo.


Sé que Pedro no es un ángel, me refiero a que es un traficante de drogas, por el amor de Dios. Solo ese hecho, posiblemente, podría mandar el buen culo de Pedro a la cárcel. Sé que solo están tratando con hierba ahora mismo, pero la posibilidad de que se convierta en algo más serio, da miedo. Y no sé ni qué pensar de esta cosa del proxenetismo que mencionó.


¿Qué significa o incluso qué implica? Realmente espero que pueda convencer a Alex y al resto del club de no involucrarse en algo más serio.


Sé, por lo de la otra noche, que Pedro está realmente indeciso sobre qué hacer. ¿Debía hacer lo que quería y cree que es correcto o estar de acuerdo con lo que los otros miembros quieren? Por favor, que le dejen tomar la decisión correcta, ya que, dependiendo del resultado, no estoy segura de que seré capaz de manejar la situación. ¿Su decisión afectará a nuestro futuro? La respuesta es que no estoy muy segura.


Estoy ordenando mi escritorio y preparándome para salir del trabajo, y echo un vistazo a la parte trasera de mi salón de clases donde la puerta que une al aula adyacente. Por mucho que Pedro trató de convencerme de que no era nada, todavía tengo el mal presentimiento de que alguien fue testigo de nuestro encuentro en el aula. Creo que ese alguien podría ser Bruno. Él tenía acceso a la llave que abre esa puerta.


¡No puedo creer que alguien me haya visto teniendo sexo! Me hace sentir mal del estómago saber que algo tan íntimo pudo ser presenciado por otra persona.


Al salir al estacionamiento veo un montón de estudiantes y miembros de la facultad caminar a sus coches o corriendo para coger el autobús.


Mientras voy hacia mi coche, me doy cuenta de que no hay nadie esperándome. Algo debe estar mal, porque antes de irse de la ciudad, Pedro hizo arreglos para que alguien me siga a casa todos los días.  

Las palabras de Pedro giran en mi cabeza.   


- Antes de ir a cualquier lugar, asegúrate de que tienes una imagen visual de uno de mis chicos antes de irte. Si no lo ves, no vayas jodidamente a ningún lado. 


- ¿Qué hago?


No puedo quedarme aquí para siempre y Pedro no está. Miro hacia atrás, a la entrada principal y veo al viejo señor Gutiérrez, el maestro de español, salir por la puerta. Su coche está estacionado junto al mío, así que camino a través del estacionamiento con él. Cuando llego a mi coche, mi
teléfono vibra mientras saco las llaves. Lo busco en mi bolso y sonrío cuando veo el mensaje de Pedro.  


-Casa. Está noche Nena. Recuerda, desnuda.


-Cama. Te amo. Te veo después.
Le respondo de nuevo inmediatamente.  
-No puedo esperar. También te quiero. ;)XOXO


Entro en el coche y enciendo la radio mientras empiezo a conducir a casa. Después de un par de minutos, suena la canción “One More Night” de Maroon 5 y la canto. Mis pensamientos se desvían al cantante tatuado y sexy, que me recuerda a mi propio motorista tatuado y sexy. Le he extrañado un montón. Casi no puedo esperar para poner mis manos sobre su humeante cuerpo ardiente esta noche. 

Creo que estoy con mono de Pedro ahora mismo y necesito mi dosis.


Aparco en la calle y apago el motor, lo único en lo que puedo pensar es en sumergirme en un baño de burbujas calientes y relajantes. Voy a necesitar todos mis recursos para que cuando Pedro venga a casa esta noche, esté lista. 


Empiezo a sacarme la parte de arriba ya que estoy casi en
la puerta del dormitorio, así que la camisa está por encima de mi cabeza y me impide ver lo que me espera.  


- ¿Qué demonios son esas cosas horribles?


- ¡Santa Mierda! - grito tirando la camisa hacia abajo sobre mi torso.


Cuando encuentro el origen de la conocida voz, me congelo. Ahí está Macarena junto con su falso doble D, con su culo desnudo y estirada en nuestra cama.


- Eres un bicho raro - dice burlándose y riéndose.  

Ignorando su comentario, le pregunto:
- ¿Qué demonios estás haciendo en mi casa? Y lo más importante, ¿por qué estás desnuda?


No estoy del todo segura de querer escuchar las respuestas a mis preguntas.


Macarena inclina su cabeza hacia atrás y se ríe de nuevo, consiguiendo que me den ganas de ir y golpearla en sus estúpidas tetas falsas. ¿Quién demonios solo se presenta desnuda en la casa de alguien? Oh, lo sé. Una puta, como Macarena.


- Escucha lo que tengo que decirte, Frankenstein. Pedro  me envió un mensaje para encontrarnos aquí. Quiere follar conmigo esta noche. - Me estremezco al oír el nombre por el que me llama. Me recuerda a la escuela secundaria y cómo la gente se burlaba de mí en aquel entonces.


- No me creo eso. Me envió un mensaje diciendo que volvía esta noche y vivo con él ahora. ¿Por qué te invitó aquí? - Lucho contra las lágrimas porque no quiero darle la satisfacción de saber lo que me está haciendo.


- Tu argumento es tan bueno como el mío. Tal vez quiere una de tres vías, pero eso no va a suceder. No lo hago con monstruos llenos de cicatrices - se burla.


- ¡No hay manera de que Pedro haga eso! ¡Fuera de nuestra casa ahora!


Macarena se baja de la cama y lleva su culo desnudo hacia mí. Al instante se acerca, no la quería cerca de mí.


- ¡Escucha, perra remilgada! Pedro es mi hombre. Eres linda y dulce,te voy a dar eso. Eso es probablemente por lo que está atraído por ti. Sería un desafío para ver si alguien puro como la puta nieve, como tú, estaría con él, pero no eres realmente lo que quiere. A los tipos como Pedro les encanta lo desagradable en la cama, cuanto más sucio, mejor. No tienes lo que necesita el hombre. Y de verdad, no sé cómo puede incluso soportar verte desnuda. ¡Eres jodidamente asquerosa!


Pedro no es así. ¡Él me ama! - escupí, dándole una bofetada en su cara presumida.


Solo está allí riéndose de mí, se da la vuelta y se dirige a los pies de la cama. Se agacha y coge un par de pantalones vaqueros del piso. Poniendo su mano en el bolsillo, saca un teléfono celular y camina de nuevo hacia mí.


- Todos los hombres en el club son como él, Pedro no es la excepción.


¿Cuándo vas a ver a través de tu puta cabeza dura?


- Eres una puta mentirosa. ¡Te quiero fuera de mi casa, ahora! - grito.


- Léelo tú misma, si no me crees - se burla. Pulsando un par de botones, me muestra la pantalla.


-Maca, quiero joderte está noche.  

-Está bien nene. ¿Dónde?


-En mi casa. Prepárate porque no caminarás derecha en una semana.


-¡Joder, sí!


Ni siquiera termino de leer los mensajes que son cada vez más asquerosos porque siento la bilis subir en mi garganta. Corro al baño y vomito en el inodoro. Las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas y trato de recuperar el aliento. No puedo creer que Pedro me hiciera esto. Pensé que me quería, pero supongo que Macarena está en lo correcto. No lo hace. Solo quiere a alguien para joder y yo estaba ansiosa por dejarle entrar en mis pantalones.


¡Tengo que salir de aquí, AHORA! 

         
Agarro todo lo que puedo y lo meto en mi bolsa de viaje. 


Macarena se encuentra todavía en la habitación y no puedo soportar mirarla. ¡Soy una maldita broma! ¿Cómo pude pensar que esto iba a funcionar? Mientras camino fuera de la habitación, Macarena grita:
- ¡Nos vemos! ¡Pensaré en ti cuando esté jodiendo a Pedro esta noche! - se ríe.


Huyo de la casa y me meto en el coche. Tratando de calmarme lo suficiente para poder conducir sin tener un accidente y matarme a mí misma, agarro el móvil y le envío un mensaje a Pedro.  


-¡JÓDETE ESTÚPIDO! ¡NO VUELVAS A ACERCARTE A MÍ DE NUEVO!


¿A dónde puedo ir? Ya no tengo apartamento y si me quedo en un hotel, Pedro me encontrará como lo hizo la última vez. 


La primera persona en la que pienso es Sandra, la profesora de matemáticas. Hemos llegado a conocernos la una a la otra en el último par de semanas e incluso hemos ido a comer un par de veces. Marco su número y recoge al segundo la llamada.  


- Hola.


- Hola, Sandra. Soy Paula - digo sollozando. 

- Hola, Paula. ¿Estás bien? Suenas como si estuvieras llorando.


- Sí. Escucha, necesito un favor. Algo pasó entre Pedro y yo, y necesito un lugar para pasar un par de días. ¿Crees que podría quedarme en tu casa?


- Por supuesto, cariño. No hay problema.


- Genial. Gracias - suspiro aliviada.


Me da las indicaciones para llegar a su casa y cuelgo. Envío un mensaje rápido a Patricia, haciéndole saber lo que está pasando y apago el teléfono.


No quiero a Pedro tratando de ponerse en contacto conmigo, no es que crea que vaya a molestarse en llamarme, pero por si acaso.


Giro la llave del contacto y empiezo a retirarme de la calzada. En el espejo retrovisor veo a Macarena de pie en la puerta abierta, usando lo que parece ser una de las camisetas de Pedro. Me saca el dedo, sonríe y se desaparece dentro de la casa cerrando la puerta.


Miro por última vez y no puedo dejar de pensar en el futuro que podría haber tenido. Me alejo con el corazón roto.
 
 

Me quedé en la casa de Sandra todo el fin de semana. Sin tener a Patricia aquí, Sandra es la segunda mejor opción. Me proporciona un gran hombro para llorar y no me juzga. Una vez que se me acaban las lágrimas, intento preparar algunas pruebas para mis próximas clases.


El lunes por fin asoma su fea cabeza otra vez. Cada una de mis clases tiene que completar la prueba, así que no tengo que hacer mucho ese día.


Soy un completo desastre, pero me comprometo a tratar de superarlo para mañana. Tengo una clase a la que enseñar, y no puedo dejar que esto afecte mi trabajo.


Todavía estoy aturdida por toda la situación Macarena/Pedro . No puedo creer como me mintió tan fácilmente. Pedro no tiene lados diferentes:Pedro sexy, Pedro dulce, Pedro asustador o lo que Pedro es para ese momento.  


Nop, sólo hay un Pedro . ¡Estúpido Pedro!  


Consigo atravesar el día sin llorar. Cuando el último estudiante sale del aula, noto a alguien en la puerta. Mirando hacia arriba, veo que es Sandra.  


- ¿Has oído algo de Pedro? - pregunta.  

Niego con mi cabeza.  

- Apagué el teléfono la noche del viernes y no lo he vuelto a encender desde entonces. No me va a llamar, pero no le voy a dar la oportunidad.


- Es que no tiene sentido - dice encogiéndose de hombros.

- ¿El qué no lo tiene? - pregunto.


- ¿Por qué Pedro la invitaría a su casa sabiendo que ibas a estar allí?


- Es un maldito idiota, por eso. No tiene sentido.


- No estoy convencida.


- Mira, leí los mensajes, Sandra. Sé que lo vi.


- Bueno, si tú lo dices. ¿Vas a pasar unas cuantas noches en mi casa?


- Sí, si no te importa. Puedo reservar una habitación en un hotel, si ya no soy bienvenida. Realmente no es un problema, sólo házmelo saber - le digo.  

- No, no. Me gusta la compañía. Es agradable tener un amigo alrededor.


- Aparte de Patricia, eres mi única amiga. Realmente aprecio todo lo que has hecho por mí. Ha sido muy bueno tener a alguien con quien hablar.Gracias.


- Cariño, en cualquier momento - dice abrazándome.


- ¿Quieres esta noche comida china para la cena?


- Claro - le respondí riendo.


- Me reuniré contigo en casa en una hora.


- Está bien. Nos vemos entonces.


Sandra se va, cojo mis cosas y salgo al pasillo. Oigo el eco de un sonido metálico en el oscuro pasillo.


Miro alrededor y no veo a nadie, pero me da esa extraña sensación,como si alguien me estuviera observando. Se me pone la carne de gallina.


Está bien, jodidamente me asusta.


- ¿Hola? - Mi voz nerviosa hace eco por el pasillo. No hay respuesta.


Tal vez fue el conserje entrando en uno de los baños. Siempre escucha su iPod mientras limpia, por lo que seguramente no puede oírme cuando llamo.


Camino con rapidez fuera de la escuela y me dirijo hacia donde aparqué el coche. Cuando miro me detengo bruscamente. Pedro tiene los brazos cruzados sobre su pecho y está inclinado contra mi coche.


Oh chico, se ve enojado. No sé porque tiene que estar enojado.


Se abalanza sobre mí, agarrándome firmemente por los brazos.


- ¿Dónde diablos has estado? ¡¿Qué demonios fue ese mensaje?! - grita en mi cara.


- ¿Qué te importa, Pedro? - escupí.  


- ¡Me he vuelto malditamente loco, sin saber dónde estabas o qué estaba pasando!


- Como he dicho, ¿qué te importa? - le siseo.


- Cariño, ¿qué coño? ¿Por qué están siendo tan perra?


- En serio, ¿tienes que hacer esa pregunta? ¡Vete al infierno! No tengo nada que decirte. ¡Ahora sal de mi camino! - grito tratando de alejarme.


- Bueno, seguro como la mierda que yo tengo algo que decirte - grita de nuevo, aun sujetándome.


- ¡Vete a la mierda Pedro! ¿Por qué estás aquí? Vuelve con tu puta, Macarena. ¡Estoy segura de que los dos estarán muy contentos jodiendo fuera el cerebro de cada uno! - Trato de empujar más allá de él para llegar al coche, pero me tira hacia atrás.


- ¿Qué demonios acabas de decir, mujer? - pregunta apretando su mandíbula.


- Vi los mensajes, Pedro.  


- ¿Qué malditos mensajes?


Le cuento lo que me encontré cuando llegué a casa del trabajo y los mensajes en el teléfono de Macarena.


-¿Por qué le pediste que viniera a casa? Maldita sea vivo contigo Pedro, sabías que estaría allí. ¿Es como que ella dijo? ¿Querías que hiciéramos algún tipo de pervertido trío? Porque te lo digo ahora, que nunca va a suceder. En realidad, nunca nada está sucediendo entre nosotros otra vez. Alguna vez. No puedo creer que te di mi virginidad. ¡Qué puto error!


En cuanto lo digo, sus ojos se oscurecen y gruñe.  


- Nena, malditamente no vas a decir eso. Darme tu virginidad fue jodidamente bonito. Es algo que nunca olvidaré. Te amo. Pero juro por Dios, que nunca le envié a esa puta ningún maldito mensaje. Si dijo que lo hice, la perra está mintiendo.


- Como dije, los leí. No solo me dijo que le pediste que viniera a nuestra casa a joder, si lo hubiera hecho no lo habría creído. ¡Vi la prueba con mis propios ojos, idiota!


Mientras lucho por zafarme de las garras de Pedro, él dice : -Voy a decir esto una maldita vez más. ¡No le envié a Macarena un maldito mensaje!


- Me dijiste que te acostaste con ella antes, pero pensé que no habías estado con ella desde que estamos juntos. ¿La has estado jodiendo todo el tiempo que has estado conmigo? Y por favor, dime que has estado usando protección porque nosotros no lo hemos hecho.


Pedro se pasa las manos por su cara y por su cabello.   

- Jesús jodido Cristo, la primera y única vez que jodí a Macarena fue la semana antes de que entraras en mi bar.


Su expresión cambia tan pronto como las palabras escapan de su boca.


Luciendo como si hubiera recordado algo, mete la mano en el bolsillo delantero de sus vaqueros. Saca su teléfono celular, lo abre y presiona algunos botones.


- ¿Estos son los mensajes que leíste? - me pregunta pasándome el teléfono.


Pedro, realmente no quiero volver a leerlos. Recuerdo lo que decían. No cambia nada entre nosotros - le digo tratando de empujar lejos el teléfono.


- No estoy de acuerdo, nena. Mira los mensajes - me ordena entregándomelo de nuevo.


Tomo el teléfono y leo los mensajes. Una vez más, puedo sentir que las lágrimas se acumulan en mis ojos. No dejes que te vea llorar, Paula. Mantén el tipo, chica.


- Sí, Pedro , todavía dicen la misma cosa. Nada ha cambiado. ¡Sigues siendo un infiel, mujeriego imbécil!


- Nena, mira la fecha de los malditos mensajes.


Echo un vistazo a la letra pequeña en la esquina de uno de los mensajes. Suspiro. Tienen fecha de exactamente ocho días antes de que entrara en el Wilde Ride. ¡Joder! Estaba tan molesta con Macarena desnuda y sus doble D y los mensajes de texto que ni siquiera miré las fechas. Los mensajes estaban en su historial de mensajes. ¡Esa maldita perra!


- ¡Santa mierda! Lo siento mucho Pedro. Sólo vi a Macarena desnuda en tu cama y los mensajes, y todo tuvo sentido para mí. Sólo pensé que no había manera de que un tipo como tú podría amar a una chica como yo.
Como ella dijo, ¿cómo puedes incluso soportar mirarme y ver mi cuerpo? No soy más que un monstruo.


- No sé lo que pasa en esa cabecita tuya, porque sé que no es así. Eres malditamente hermosa. Tienes un pequeño cuerpo caliente. Tu sentido del humor experto me levanta. El sexo está se sale las malditas gráficas. Pero lo más importante, nena, me tienes en mente, cuerpo y alma. ¿Qué más puedo pedirte? Nena, tienes que saber, ni siquiera veo tus cicatrices. Sólo te veo. Y eres hermosa. Eres mía y yo soy tuyo. Para siempre.


¡Guau!


- ¿En serio?


- En serio.


- Entonces, ¿me perdonas, por el infierno que te hice pasar?


- Sí, nena. Tú y yo estaremos juntos para siempre ¿recuerdas?


- Tú y yo juntos para siempre - repito tratando de creer en sus palabras.


- Un día, en el futuro, puedo verme poniendo mi anillo en tu dedo.


Sonrío ampliamente, me gusta cómo suena eso. De repente tengo visiones de nosotros casados, viviendo en los suburbios, en una casa con una cerca blanca y dos punto cinco hijos y un golden retriever. Oh, sí, y una Harley.


Pedro me acoge entre sus brazos y roza sus labios contra los míos.  


- Voy a llevarte a casa, nena. Tendremos algo de sexo de reconciliación.


Su boca toma la mía en el beso posesivo que tanto me gusta. Su lengua separa mis labios y comienza a buscar mi lengua. Gimo en la boca de Pedro,mientras nuestras lenguas finalmente se encuentran después de tanto tiempo. Dios, extrañaba su sabor.


- Sí, definitivamente tengo que llevarte a casa. Ahora - dice bajando su cabeza y dejando besos por mi cuello.


- Deja de hacer eso o podría dejar que me tomes aquí en el estacionamiento - jadeo.


Llegamos a nuestra casa en un tiempo récord. Es un milagro que no nos detuvieran por exceso de velocidad.
Y para que conste, ¡el sexo de reconciliación es locamente fantástico!
 
 

Despierto a la mañana siguiente y enciendo mi teléfono celular.

Comprobando mis mensajes, veo que hay cerca de tropecientos de Pato.


No es broma. Inmediatamente me voy a mi lista de contactos y selecciono su nombre. Me doy cuenta de que debería haber llamado antes, pero he estado un poco distraída.


El teléfono solo suena una vez cuando Patricia responde con:
- ¡Mierda, Paula! He estado muy preocupada por ti. Nunca apagues el teléfono de nuevo, o te voy a dar un escarmiento. ¿Entiendes?


- Entiendo - regreso riendo.


- Espera, ¿qué me he perdido? ¿Cómo es que te estás riendo, como si estuvieras feliz o algo? La última vez que hablamos, estabas con el corazón roto y hundida en la mierda.


Suspiro en el teléfono y aprieto el puente de mi nariz.  


- Fue un malentendido.

- Espera. Espera. ¿Cómo diablos se puede malinterpretar que tu hombre quiere joder a otra mujer? - pregunta sonando irritada conmigo.


Pedro se acostó con Macarena, pero fue alrededor de una semana antes de que me encontrara con él otra vez en su bar. Los mensajes que me mostró estaban guardados en su historial.


- Oh, voy a golpear abajo a esa perra cuando la vea - sisea.

- Supongo que entonces tiene suerte de que vivas al otro lado del país.Tal vez puedas venir de visita - le digo.


- Bueno, ahora que lo dices, mamá estaba tan preocupada por ti que me reservó un billete de avión. Mi vuelo llega allí a las siete y cuarto, el viernes por la mañana.


Estoy chillando en el teléfono, cuando siento los brazos de Pedro envolverse alrededor de mi cintura y colocándome contra su pecho.


- ¿Qué está pasando nena? - pregunta.


Alejo el teléfono de mi oído, cubriéndolo con mi mano.  


- Patricia volará para visitarme el viernes, ¿se puede quedar aquí?


- Cariño, no tienes que preguntar. Esta es tu casa también. Sin embargo, tendrá que dormir en el sofá.


- ¿Qué hay de que ella duerma conmigo en la cama y tú en el sofá?
   
-  Eso no va a suceder afirma. 


Sonrío y vuelvo al teléfono. 


- No puedo esperar a verte Pato. Te recojo en el aeropuerto. 


-Muy bien. Nos vemos el viernes. Te quiero, pollito.


- Nos vemos. Yo también te quiero. 


 Cuelgo y giro en los brazos de Pedro, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Su agarre sobre mí se aprieta. 


- Tomaré como que estás feliz de que tu chica va a venir -dice en broma. 


- ¿Contenta? No, no estoy feliz, ¡estoy locamente extasiada! 


-Me alegro, nena - susurra en mi oído. 

 Sólo una advertencia, Pato viene dispuesta a darle una bofetada cuando llegue. No es la mayor fan de Macarena - murmuro contra su cuello.


- Nena, la perra consiguió lo que merecía y estoy seguro de que Pato sólo está jodidamente dándoselo tambiéndice moviendo sus labios sobre los míos .-Ahora cállate y bésame - ordena. 


- Está bien.-   Así que, le beso.