viernes, 22 de agosto de 2014

CAPITULO 12



Me despierto sintiéndome como la mierda. No puedo recordar la última vez que bebí tanto. Me doy la vuelta en la cama y me doy cuenta que Pedro no está allí. ¿Qué diablos?  


Oh, mierda. Todo vuelve a mí. Estuve actuando como una perra en celo.   


Salgo a buscarlo por la casa, pero no está en ninguna parte. Oh Dios, realmente ahora lo hice. Él no quiere saber nada conmigo. Las lágrimas comienzan a deslizase por mi cara, mientras me apresuro al dormitorio y empaco mis cosas.  


Corro hacia mi auto y me alejo, tan rápido como puedo. Iba a ir a mi apartamento, pero me doy cuenta de que no quiero volver allí, soy demasiado miedosa después de lo que pasó la última vez. A la mierda.


Decido buscar una habitación de hotel por una noche. Hay dos hoteles en la ciudad, así que voy al más barato y reservo una habitación para mí.  


La habitación es muy pequeña. La decoración anticuada y no estoy completamente segura, pero tiene que haber un cadáver oculto en algún lugar, porque el olor es desagradable.  


Lanzo mi bolso en la silla, me acuesto en la cama y lloro un poco más.


No quiero perderlo, pero creo que es demasiado tarde para eso. Ojalá no hubiera bebido anoche. No voy a hacer eso otra vez. Ordeno alguna comida para llevar y me refugio en mi habitación por la noche, llorando y golpeándome emocionalmente por mi estupidez. ¿Dónde está G.I. Jane ahora?   


A la mañana siguiente, al despertarme en la habitación de mierda del hotel, decido ducharme y prepararme para salir y hacer algo. Es bastante seguro decir que Pedro y yo terminamos. Sacando el teléfono de la cartera para llamar a Patricia para informarle sobre lo que está pasando, me doy cuenta de que la batería está muerta. Conecto el móvil para cargarlo y decido ponerme unas sandalias para ir a dar un paseo por la ciudad y tratar de averiguar qué hacer. 


Camino y camino un poco más.  


Unas horas más tarde, termino en la playa. Sentada en la arena, miro hacia el agua, tratando de encontrar una manera de hacer las cosas mejor.


Realmente la hice esta vez. No creo que quiera hablarme nunca más. Mi estómago gruñe. Bueno, al menos alguien está hablándome, diciéndome que es hora de comer. 


Camino de regreso a mi habitación para cambiarme, pero
cuando llego a la puerta, está parcialmente abierta.  


No, esto no está sucediendo de nuevo - me digo a mí misma. ¿Qué le pasa a la gente que entra en donde me alojo?

  
Lentamente me dirijo hacia la puerta, queriendo llamar a Pedro, pero me doy cuenta que no puedo. Mi corazón duele sabiendo que no está allí para mí. Con cautela empujo la puerta  y miro dentro. Puedo ver a alguien
sentado  en mi cama con la cabeza hacia abajo. No puedo ver quién es porque las cortinas están cerradas y las luces apagadas. La persona se pone de pie. Se acerca a mí, y me envuelve en un abrazo. Ahí es cuando sé es Pedro. Su familiar olor me envuelve.  


- Jesús Paula, ¿estás bien? ¿Qué mierda estás haciendo? ¿Es aquí donde has estado  escondiéndote? - pregunta. 


Puedo ver el alivio y las líneas de preocupación en su rostro.  

- ¿Qué estás haciendo aquí Pedro? Me has dado un susto de muerte.  


- ¿Qué quieres decir? Llegué a casa del bar, y tu auto y tus cosas no estaban. He estado buscándote por todas partes. ¿Por qué te fuiste? ¿Me estás dejando? Lo siento Paula. No me dejes - dice, enterrando su cara en mi cuello.  


- ¿De qué estás hablando Pedro? Nunca te dejaría. Me dejaste, una vez que te diste cuenta de que soy una perra. No necesitas eso. Sé que sabes que mereces algo mejor.  


- Cristo nena, yo nunca te dejaría.Eres todo lo que quiero para el resto de mi vida - dice.  


Te Amo Pedro. Tengo tantas ganas de decirlo,pero es demasiado pronto.  


- ¿En serio? - pregunto.  


- Sí nena, vamos a casa - dice.  


- Está bien.

- Una pregunta más antes de que nos vayamos. ¿Por qué  mierda no contestaste el teléfono cuando te llamé?  


- La batería del teléfono murió. Lo siento.  

- Nunca me pegues un susto de esa manera de nuevo. ¿Entendido?  


Asiento en respuesta. Camino hacia la cama para recoger mis cosas. Está todo guardado y yo lista para irme. Dios lo amo. Toma mi mano y me lleva al coche, poniéndome en el asiento del pasajero.  


- ¿Qué estás haciendo? ¿Dónde está tu moto? - pregunto . No importa, no contestes eso. Déjame adivinar, ¿le pedirás a alguno de los chicos que la recoja?


- No había una opción. No saldré de aquí sin ti, Paula.  

¡GUAU!  

- Está bien.


Nos dirigimos a casa en un silencio cómodo. Disfrutando de la compañía del otro y sabiendo que estamos bien. 


Después de que Pedro cierra el coche, caminamos de la mano hacia su puerta delantera.  


Estamos de pie dentro de su porche después de cerrar la puerta, cuando Pedro me ataca. No de una mala manera, sino en buen sentido. Su lengua se empuja con fuerza mis labios y entra en mi boca. Me encanta el sabor de Pedro


Gimo en su boca y Pedro responde empujándome contra la pared y moliendo su excitación dentro de mí. Oh Dios, lo necesito ahora.

CAPITULO 11



Partido duro
 
Una semana después…


Es una hermosa tarde de viernes. El sol brilla y la temperatura es agradable y cálida. No he visto a Bruno, ya que aún no ha regresado al trabajo después de su “asalto” de la semana pasada.  


El poco tiempo con Pedro desde que aquello ocurrió ha sido increíble.


Hemos pasado todas las noches juntos, acurrucándonos en el sofá, viendo películas o frotándonos como adolescentes en celo, pero todavía sin sexo ¿Qué está mal conmigo? 


Pensé que realmente le gustaba. Lo sé, sólo ha sido poco tiempo, pero es un chico. ¿Qué chico no quiere sexo? Soy una mujer dispuesta y necesitada. Tengo que hacer esto con él. Sé que es el indicado.  


Nunca me he sentido de esta manera con Mateo o Javier entonces, ¿cuál es el problema?  


Sé que Pedro se está aburriendo, así que le dije anoche que deberíamos hacer algo este fin de semana aparte de ver películas y acurrucarnos. Me encanta, pero tenemos que hacer algo más que eso. Me pregunto si ya ha hecho planes. Saco mi teléfono del bolsillo y le llamo.  


- Hola, maestra sexy - responde. Bueno, eso no suena como si no estuviera interesado.  


- Hola Pedro.  


- ¿Qué sucede?


- ¿Qué quieres hacer esta noche?


- Vamos a tener una fiesta con Mayhem y sus mujeres.  


- Oh... de acuerdo, ¿necesitas que compre algo en la tienda? - pregunto.


- Ellos quieren traer sus propias bebidas. Sólo consigue lo que sea que necesites y puedes conseguirme algunas Coronas. Ah, y necesitamos patatas fritas y cosas como esa.  

- Está bien. Ahora voy a la tienda, después tengo que pasar por mi apartamento, recoger algo de ropa y luego te veré en tu casa - digo.  


- Nos encontramos en la tuya.


- No tienes que hacer eso Pedro. Voy a estar bien - trato de tranquilizarlo. Sabe lo asustada que estuve al entrar en mi apartamento la semana pasada. No he vuelto allí por mí misma desde entonces. 

 
- No. Te veré allí, Paula. No vas a ir sola - dice.  


- De verdad, Pedro, voy a estar bien - le imploro. Quiero conseguir algo realmente sexy para sorprenderlo en la fiesta.


- Tú podrás estar bien, pero yo no lo estaré, sabiendo que estás sola y algún desgraciado podría estar esperándote. No, nos veremos allí.  


Oh Dios. Me encanta el Pedro dulce.   


- Está bien, nene. Debería estar allí en veinte minutos - le digo. ¿Cómo puedo discutir con él después de eso?  


- Nos vemos, nena - cuelga.


Voy a la tienda de licores y compro algunos vinos y cervezas (sin estar segura lo que beberán las chicas). Prefiero el vino antes que la cerveza, pero lo que realmente quiero en encajar en la imagen motera para Pedro. Agarro la cerveza que quiere y la pago.  


A continuación me acerco a la tienda de comestibles y compro patatas fritas, alitas y comida para comer con los dedos. Nunca he dado una fiesta antes, así que quiero que sea buena. Consigo un montón de fruta para cortar. Espero que eso esté bien.


Llego a mi apartamento y miro la puerta mientras un escalofrío recorre mi cuerpo. De repente, un ruido en mi ventana me hace saltar y gritar.


Cuando giro mi cabeza, veo que es Pedro con una sonrisa cansada en sus labios. La puerta se abre de golpe.  

- Jesús, nena, ¿estás bien?  


- Sí, sólo me diste un susto de muerte.


Me saca del coche y me lleva a sus brazos. Adoro esto. Definitivamente sabe cómo consolarme y cuidarme.  


- Está bien. Nada va a hacerte daño, lo prometo - murmura en mi oído, mientras alisa mi cabello con su mano.  


- No sé a quién estás tratando de convencer, Pedro, pero soy G.I. Jane;nada me asusta - afirmo, y me tapo la boca con la mano.


Oh mierda, ¿en qué estaba pensando diciéndolo en voz alta? Ahora se va a ir y nunca va a querer estar conmigo de nuevo. Probablemente está pensando que soy un jodido bicho raro. Pero Pedro se aleja lo suficiente para tirar su cabeza hacia atrás y echarse a reír tan fuerte que estoy temblando con él.  


- ¿G.I. Jane? - pregunta riendo a carcajadas de nuevo.  


- No es gracioso. Te puedes ir ahora - le digo. Puedo sentir el calor en mi rostro por la vergüenza.  


- ¿De qué estás hablando, Paula? No me voy a ninguna parte.  


- ¿Por qué quieres estar con una rara como yo, que se llama a sí misma G.I. Jane? - pregunto.  


Pedro pone las dos manos en mis hombros, me mira directamente a los ojos y dice : -Ella, no me voy a ninguna parte. Nunca. Nunca pienses eso.
Eres la única chica que puede llamarse G.I. Jane y verse tan sexy que hace doler a mi polla, es tan difícil.


- Ummmm...


- Coge lo que necesites y vamos a casa. Tal vez podamos tener un poco de diversión, mientras esperamos que los chicos aparezcan - sugiere.  


- Me voy a dar prisa. - Agarro su mano y lo arrastro a la puerta, y sigue riéndose.  

Guardo algunas ropas que creo que son lindas y sexys, esperando que Pedro las quiera rasgar más tarde.  


Vamos hacia a su casa. Una vez que estamos allí, Pedro dice :- Entra y yo meteré las cosas.  

- Está bien. Gracias - digo. 

 
- No hay problema, nena.


Mientras se ocupa de los comestibles y la cerveza, voy a la habitación y cuelgo mis ropas. Cuando vuelvo Pedro está trayendo la última bolsa.  


- Jesús nena, ¿has comprado toda la jodida tienda? - pregunta con diversión en su rostro.  


- No, pero tengo que hacer algo de comida para picar y pensé que alguna fruta cortada estaría bien también.  


- Nena, somos un grupo de chicos. No nos importa una mierda lo que tenemos; siempre y cuando tengamos cerveza, estamos listos.  


- Sólo haré las alitas y patatas fritas, entonces.


- Suena bien, sexy. Voy a tomar una ducha - dice mientras dobla en la esquina hacia el baño. 


Oh, cómo me gustaría unirme a él. Puedes hacerlo.
Ve por ello. En el momento en que llego al baño el agua se está cerrando y él está saliendo con sólo una toalla envuelta alrededor de su cuerpo sexy.


- Hola - dice con deseo y calor en los ojos.  


Me acerco a él, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y digo : -Tómame, Pedro.   

Con esas palabras, su boca se estrella con la mía y la humedad en mis bragas se triplica. Me empuja a la pared y su toalla se cae. Guau, que hermosa vista. Me pongo de rodillas, lo tomo en mi mano y me veo acariciando su eje. Lo llevo a mi boca y empiezo a chuparlo duro y profundo.


Está agarrando mi cabello en sus puños empujando más y más rápido, cuando oímos el golpe fuerte en la puerta y un grupo de hombres gritando y riendo.  


- ¡Pedro, ven aquí y trae a esa sexy mujer tuya contigo!  


- Lo siento, nena. Límpiate y nos vemos ahí fuera - dice ayudándome a levantarme.


- ¡Ni siquiera pienses en moverte! - ordena G.I. Jane. Lo llevo de vuelta a mi boca y lo chupo aún más duro y más rápido que antes, hasta que gruñe su liberación en mi boca. Tal vez eso le va a dejar con ganas de más después.  


- Dios Paula, lo que me haces. Quiero follarte duro ahora mismo. No tienes idea - susurra en mi oído mientras me levanta.


- Sigamos, entonces.


Pone su mano en mis pantalones y empieza a trabajar en mí rápido y duro mientras agarra mis pechos con la otra mano y muerde a través de mi ropa.  


- Oh Dios, Pedro - gimo. 

 
Mete dos dedos en mí y eso es todo, exploto alrededor de él liberando mis gemidos en su boca, esperando que nadie me pueda oír.  


- Jesús, eres hermosa y jodidamente increíble - dice.  


- Hola Pedro, hermano, ¿estás ahí? - Una de las voces de los chicos se hace más fuerte.


- Sí, estaremos allí. Nos estamos preparando.  


- De acuerdo, hombre.  


- Prepárate Paula. Voy a salir - dice saliendo por la puerta con su culo desnudo.  



Me lavo la cara, retoco el maquillaje, y arreglo mi cabello. Entro en el dormitorio y miro la elección de ropa que escogí. Finalmente elijo una camiseta púrpura con un gran cuello en uve, junto con un par de desteñidos jeans ajustados, un cinturón negro con tachas y zapatos con tacón aguja.


Oigo un golpe en la puerta y luego se abre. Me vuelvo para ver quién es y veo a Pedro. Mierda, está bueno.   


- Joder, Paula, te tienes que cambiar - ordena.


- ¿Por qué? - Creo que me veo bien y es la parte de ser su mujer.  


- Jesús nena, te ves más caliente que un jodido volcán. Te tienes que cambiar o no vamos a lograrlo a través de la fiesta sin que te folle delante de todos - gruñe. Umm. Me gusta esa idea. Espera, ¿qué? ¿De verdad? No, no delante de la gente, sólo me gusta la idea de follar con él.  


- Esto es todo lo que tengo,Pedro -  le digo.  


- Bueno, te tienes que poner algo más. No te voy a dejar ir por ahí con mis chicos viéndote así y sabiendo lo que están pensando - dice.  


- Pues muy mal. - No creo que me guste el Pedro idiota, pero como que me gusta el lado celoso que está mostrando. Paso más allá de él y me uno a la fiesta.


Voy a la nevera y empiezo a servir mi vino cuando miro a mi alrededor y veo que todas las mujeres aquí están bebiendo cerveza. Así que vuelvo a ponerle el corcho y lo pongo en la nevera.  


Consigo una Corona para mí y trato de girar la parte de arriba, pero no puedo. Siento un fuerte par de brazos familiares pasando a mí alrededor y toman la botella de mis manos.  


- ¿G.I. Jane no puede quitar esto? - se ríe.  


- Eso no es tan gracioso Pedro. Dejar de burlarte de mí - le digo enojada con él.  

 
- Lo siento. Ten, bebe - dice.  


- ¿Por qué? ¿Estás tratando de emborracharme así puedes meterte en mis pantalones? - le pregunto con un gruñido. Sé muy bien que no quiere entrar allí.


- Sabes que quiero meterme en tus pantalones, pero no todavía - dice.  

Durante la mayor parte de la noche, me mezclo entre la multitud con Pedro y me presenta a casi todo el mundo aquí. Diesel, Pepper y su mujer Abbi, Buckshot y Lemon, Dodge y Lily, Vaden y Mya, Digger, Spider, y Bishop. Por supuesto ya conozco a Alex y Gunner. Hay otras mujeres allí que Pedro no me presenta, pero realmente no tengo que preguntar por qué debido a la forma cachonda con que se visten y cómo se están comportando con los hombres. Es bastante seguro decir que no son las mujeres de ninguno de los chicos.  


Me estoy empezando a sentir un poco mareada así que me siento con algunas de las chicas en la mesa y todas charlamos un rato. Sé que a ellas les gusta hablar de cómo lo hicieron la noche anterior, de día o por aquí.


¡Quiero decir, realmente! Me siento como una verdadera idiota no poder participar en la discusión con ellas porque no lo hemos hecho todavía.


Macarena, la rubia alta que parece sacada de una revista Playboy,  y la que me está apuñalando con la mirada, es la última de la mesa. Me siento un poco insuficiente con la doble D de Macarena.


- Así que, ¿cómo os conocisteis? - pregunta con una poco de celos en su tono.  


- Yo estaba corriendo un día y me golpeé contra un poste de luz.  


- Y cuando se despertó estaba allí. Pensé en ella todos los días durante un año. Entonces entró en mi bar una noche hace dos semanas, y supe que no podía pasar otra noche sin que fuera mía - termina él, hablando por mí.


¡Vaya, lo amo!  


- Guau eso suena taaaaaaaaaaaaaaaan dulce. - Se puede escuchar el sarcasmo en su voz .- Apuesto a que no es tan buena como yo, Pedro, nene - ronronea.  


- Vete a la mierda - suelta Pedro.   


- Puedo hacer que te sientas mejor de lo que nunca podría hacer cualquier pequeña virgen - le dice seductoramente.  


- He estado allí, hecho eso, es una mierda. No lo voy a hacer de nuevo - señala . ¡Ahora sal de aquí puta, no me obligues a decirlo otra vez!  


- Bien, ya sabes dónde estaré cuando te des cuenta de que estoy en lo cierto - dice, mientras se dirige hacia la puerta.  


- No contengas la respiración. ¿Por qué dejaría algo que puede ser suyo y sólo suyo por algo que probablemente haya estado con cada chico aquí?  


- Oh, cariño, no tienes ni idea, ¿verdad? A estos chicos les gusta así, la más guarra es la mejor. Tu inexperiencia no lo mantendrá satisfecho por mucho tiempo, y buscará en otros lugares por satisfacción y voy a estar allí.  


Con eso se va y cierra la puerta detrás de ella. ¿En serio, que perra?  

Voy hacia la puerta y agarro la perilla de la puerta cuando Pedro me toma en sus brazos.  


- Cálmate, Paula - susurra en mi oído.  


-Vete a la mierda, Pedro - digo tirando de sus brazos.   


- ¿Qué hice? - pregunta.  


- Bueno, la mejor pregunta es, ¿a quién no se lo hiciste? - siseo. Nunca he estado tan enojada en toda mi vida. Sé que ella tiene razón, así que creo que me estoy enloqueciendo conmigo sabiendo que no voy a ser capaz de mantenerlo.  


- Nena, estás borracha. Vamos a hablar de esto por la mañana - sugiere.


- Sí, como quieras - digo alejándome.  


Durante las próximas horas, mi ira se aquieta y nos sentamos bebiendo, hablando, riendo y básicamente teniendo un buen momento.  


Cuando todo el mundo se va, voy a la baño, me quito el maquillaje y me cepillo los dientes. Me pongo la lencería que traje conmigo para Pedro. 


Me siento horrible por enojarme antes. Sé que esa mujer sólo estaba siendo una perra y tratando de causar problemas. Entro en el dormitorio y Pedro está sentado en el borde de la cama con la cabeza entre las manos. Me mira y sus ojos cambian de somnolencia a deseo en segundos.  

- Jódeme. Estás tan malditamente sexy, Paula. - Se levanta de un salto y me agarra por la cintura, tirándome hacia la cama.  


- Oh Dios, Pedro, lo siento por lo de antes. Sé que ella tiene razón y creo que eso es lo que me hizo enojarme. No debería haberla agarrado contigo.-  Le beso para demostrarle cuanto lo siento Se aleja con una mirada molesta.  


- ¿Qué mierda Paula? Estás completamente equivocada. ¿Crees que quiero pasar un jodido segundo con algo como eso? Es una follada fría. Me has dado más placer que cualquiera con quien he estado y aún no hemos follado - dice.  


- Está bien, espero que tengas razón. ¿Podemos saber si será suficiente para ti? ―pregunto. Estoy tan lista para tener sexo con Pedro. ¡Provócalo!   


- Paula, no hagas eso. Eres más que suficiente para mí. Estoy más asustado de que yo no sea lo suficiente para ti - dice. Lentamente me acerco a él y acuno su rostro en mis manos.  


Pedro, tu eres lo que quiero para el resto de mi vida. Quiero que me hagas el amor - le digo.


- No puedo Paula, todavía no.   

- ¿Qué quieres decir? ¿Por qué? ¿Es tan malo que sea una virgen para que me toques?-  Estaba desesperada y molesta al mismo tiempo. Podía notar las lágrimas acumulándose en mis ojos.  


- No cuando estamos borrachos. Quiero que sea especial para ti, Paula.Te mereces eso, especialmente de mí.  


- Es especial Pedro, siempre y cuando sea contigo.   


- Lo siento nena, pero no puedo. Quiero que estés al cien por cien cuando tengamos relaciones por primera vez, así recordarás cada pequeño detalle.  


- Voy a recordar, recuerdo todo lo que dices y me haces, Pedro.  


- No puedo. Lo quiero mucho, pero no puedo Paula.  


- Bien, supongo que tendré que ir otro lugar para conseguirlo entonces. Hay un montón de chicos que querrán follarme. - Voy hacia el baño para cambiarme e irme, pero Pedro me pilla por la cintura y tira de mí de nuevo hacia él.  


- Nunca digas eso de nuevo - sisea.


- Bueno, quiero que me quieras Pedro, voy a hacer lo que tenga que hacer para me desees.


- ¡Jesús jodidamente Cristo, Paula! ¡No hay nada que desee más! ¿No entiendes lo difícil que es para mí no hacer esto? Dios, estás jodidamente hermosa y sexy. Apenas puedo mantener mis malditas manos para mí.
Cuando hagamos esto, quiero que sea perfecto no sólo para ti, sino para nosotros nena - dice.   

Me encanta cuando es dulce, pero estoy borracha, caliente como el infierno, y cabreada.


- Da igual Pedro, voy a dormir en la sofá. - Camino hacia el pasillo.  


Oigo sus pasos detrás de mí. 

 
- ¡Y una mierda lo harás! - grita.  

- No puedes decirme qué hacer. ¿Quién mierda te crees que eres? - le grito.  


- No dormirás en el sofá. Nunca vas a dormir en el sofá otra vez. Es en la cama o no duermes - dice.  


- Está bien, no voy a dormir, entonces - siseo.  


- Está bien - Me agarra del brazo y me empuja contra la pared, tomando mi boca en un beso ardiente que pasa a través de cada pulgada de mi cuerpo haciendo que me duela el núcleo con necesidad. Deja un rastro de besos calientes y chupa a lo largo de mi cuello, y luego, de repente, cae de rodillas y rasga mis bragas.  


- ¡Oh Dios, sí! - gimo.  

Pone su cara entre mis muslos y chupa duro mi clítoris mientras bombea dos dedos en mi coño.  


- Oh Dios Pedro, me voy a venir. 

 
No se detiene, sólo toma lo que quiere, que es que me deje ir. Y confía en mí, lo hago. Fue tan intenso que mis rodillas apenas me sostienen hasta que Pedro se pone de pie y mis manos van a la hebilla de su cinturón tratando de deshacerlo.  


- Jesús Paula, quiero que mi polla esté tan profunda dentro de ti, que la sentirás por semanas. Te deseo tanto, pero no así, no esta noche. ¿Así que eso es suficiente ti para que dejes de estar enojada conmigo por tratar de hacer lo correcto? - pregunta.  


- ¡Vete a la mierda, Pedro! - le digo, saliendo de la habitación y cerrando la puerta.  


Me tumbo en la cama por un rato tratando de encontrar el sueño, pero lo único que puedo pensar es en lo perra que fui, actuando de la manera que lo hice. 
Espero que Pedro entre, pero no lo hace, así que lloro hasta dormirme pensando que he jodido todo como siempre lo hago.