viernes, 29 de agosto de 2014

CAPITULO 28



De vuelta a casa
 


Alrededor de una hora y una visita del médico más tarde, Patricia y Karen entran por la puerta.



- ¡Esa pequeña mierda estúpida! Si Pedro no hubiera  
pateado ya su culo, estaría dirigiéndome a la cárcel e iría a todo Karate Kid en el culo - ella grita mientras se sentaba al lado de mi cama y envolviendo sus brazos alrededor de mí, apretando fuerte.



- Shh, Pato. Esto es un hospital. ¡Cállate! - digo abrazándole de vuelta.



- No me importa una mierda, Paula. Ese pijo punk necesita otra patada en el culo y estoy bastante segura de que soy la que tiene que dársela. Estoy medio tentada a ir a la cárcel para ver si me dejan verle - ella contrarresta apretándome más fuerte.


Observo mientras Karen se va hacia el otro lado de la cama y se une a Pato y a mí en nuestro abrazo. Estoy en un sándwich claro y estoy amando cada minuto de ello.  



Pedro nos puso al corriente de todo en el trayecto desde el aeropuerto. Siento mucho esto que te ha pasado, cariño. Pero estoy muy agradecida que Pedro estuviera allí para detenerle - dice en voz baja al oído.



Comienzo de inmediato a llorar otra vez y ambas mujeres me abrazaron, hasta que deje de llorar.



- ¿Dónde está Pedro? - pregunto.  



- Tenía que ir a casa a limpiar. Además, quería dejarnos un rato a solas contigo - contesta Karen.



- ¿Te dijo lo que nos ha dicho el médico?



- Lo único que nos dijo fue que no fuiste violada. Y que tenías una conmoción cerebral y algunos moretones. Eso es todo. ¿Hay algo mal? - pregunta Karen con su voz llena de preocupación.



- Estoy embarazada - dejo escapar.



- Oh. Dios mío - ambas mujeres dicen, al mismo tiempo, liberando su agarre sobre mí.



Creo que están tan sorprendidas como yo cuando me enteré de la noticia. La única diferencia es que no he tenido tiempo para adaptarme y ya no tengo miedo. Esto es algo bueno y no puedo esperar para experimentarlo.
Sólo espero que Pedro quiera experimentarlo conmigo. Dice que está de acuerdo con esto, pero no estoy tan segura.



- En realidad me estoy acostumbrando a la idea de convertirme en madre - le digo, colocando suavemente mi mano en mi vientre plano.



- ¿No estás asustada? - pregunta Pato. 



- Lo estaba un poco al principio, pero no lo estoy ahora. Tengo un gran trabajo y un hombre que me ama y os tengo a vosotras.



- Creo que, sin duda, vas a ser una madre maravillosa - afirma Karen, tirando de mí en un abrazo de nuevo.



- Lo mismo digo - Pato añade haciendo un sándwich de nuevo.



- Awww. Gracias tía y abuela - digo. Y de repente, somos un montón de abrazos, mujeres lloronas de felicidad.



Las chicas pasan la siguiente hora manteniéndome despierta al hablar de mi trabajo, de bebés y por supuesto del sexy señor Alfonso. Una enfermera entra en la habitación para comprobar mis signos vitales y luego informa a Pato y Karen que las horas de visita se terminaron. Ambas me abrazan de nuevo y están despidiéndose, cuando Pedro entra por la puerta.  



- Listas para irnos - pregunta a las chicas.



- Hola, sexy - Pato le saluda . -Amigo, debes tener unos nadadores muy potentes para conseguir dejar embarazada a Paula mientras está tomando la píldora - añade con una sonrisa de oreja a oreja.



Veo a Pedro sonreír, pero la sonrisa no coincide con la expresión de sus ojos. Sus ojos se ven asustados no felices. No estoy segura de qué hacer.



- Pato y yo vamos sólo a esperar en el vestíbulo por ti Pedro. Para darte a ti y a Paula un minuto a solas - dice en voz baja Karen.



Ambas dicen que estarán aquí mañana cuando sea dada de alta y que ambas me aman, a continuación, salen por la puerta dejándonos a Pedro y a mí solos mirándonos el uno al otro.



Pedro, por favor, dime lo que estás pensando - le suplico .- Necesito saber que estás bien con esto.




- Cariño, estoy bien. Me tomó por sorpresa, pero me acostumbraré a la idea - dice en tono distante.




- Está bien, guapo. Estoy un poco cansada, ha sido un día muy largo.Te veré mañana.
 


- Por supuesto, cariño. Nos vemos mañana - replica caminando hacia mi cama, colocando un suave beso en los labios.



Cuando Pedro se va, trato de descansar, pero no es fácil cuando las enfermeras se mantienen despertándome cada hora para comprobar mis vitales.







 A la tarde siguiente, el Dr. Ashford me da el visto bueno y me libera del hospital. Me dice que lo tome con calma y tenga mucho reposo en cama durante el próximo par de días. Pato establece mi bolsa de viaje en la cama junto a mí. Empaca algunos pantalones cómodos y zapatillas de deporte para cambiarme en nuestro viaje a casa, lo cual es una buena cosa porque estoy bastante segura que la bata del hospital que he estado usando estará un poco ventilada. Mientras camino fuera del cuarto de baño, me doy cuenta que Pedro y Karen están en la habitación con Pato.  


- Hola cariño, ¿cómo te sientes hoy? - le pregunta Karen tirando de mí en un abrazo.




- Todavía tengo un dolor de cabeza asesino, pero las náuseas han pasado  le digo, frotando ligeramente mis sienes.



- Vamos a llevarte a casa y dejar que descanses, cariño.



- ¿Estás segura que todo está bien? - pregunta Pedro con cara de preocupación.



- Estoy bien, magnífica. El médico no me habría dado de alta si no creyera que estaba bien - le digo, tratando de tranquilizarle.


Me tira en sus brazos y me abraza fuerte y mi cuerpo se relaja al instante en el de él. Siento su aliento cálido en mi cuello y murmura al oído algo que suena como :- Dios, te voy a extrañar.



No, debo haber entendido mal.


Tirándome hacia atrás, le miro a los ojos.  



- ¿Qué acabas de decir? - le pregunto sintiendo un pánico profundo.



- Dios, quiero besarte - dice. Y hace exactamente eso. No puedo dejar de responder a su beso y fundirme en sus brazos. Después de todo, se trata de Pedro de quien estoy hablando.


- Está bien, los dos separaos. Vamos a llegar a casa antes de empezar a golpear las botas. Este es un hospital no un hotel - dice Pato interrumpiendo el momento entre Pedro y yo.  



Pedro libera su dominio sobre mí y dice que nos encontraremos abajo en la entrada principal con su camioneta. Nos deja a las tres en la habitación. Antes de dirigirse a la recepción del hospital, me detengo en la
estación de enfermeras y firmar un par de papeles de baja.



Cuando los tres logramos llegar a la entrada principal, Pedro está exactamente donde dijo que iba a estar. Salta y me da una mano metiéndose en el asiento del acompañante y me ayuda a abrochar el cinturón. Me encanta la sensación de su cuerpo mientras se inclina sobre mí para asegurarme.



Una vez que todo el mundo está acomodado, Pedro se retira de la zona de estacionamiento y se dirige a casa. Nos deja en la casa, pero nos dice que tiene que salir e ir al bar por un par de horas. Me da un rápido beso en los labios y sale del coche. Viéndole alejarse, no puedo evitar sentir que algo no está del todo bien con él.



Pato y su madre se alojan en un hotel, pero están de acuerdo en venir a pasar el mayor tiempo posible, atendiéndome. Dios, amo a estas chicas.



En el instante en que entramos en la casa, Karen y Pato me instan a ir a la habitación y tener una siesta. Dado que las enfermeras se mantuvieron comprobándome cada hora durante la noche, no dormí mucho.  


Antes de acostarme, siento la necesidad de usar el baño, ducharme y lavarme los dientes.



No hay nada como sentirse limpia y fresca.



Caminando de regreso a la habitación y hacia la cama, retiró el edredón y me arrastró dentro. Acostada en mi lado, puedo oler a Pedro en la almohada y al instante me suaviza. 



Prácticamente me quedo dormida en cuestión de segundos.


Siento la cama hundirse y un duro y cálido cuerpo presionarse contra mí. Después de un minuto, me doy la vuelta y me acurruco en el pecho de Pedro. Puedo sentir su aliento cálido en la parte superior de mi cabeza y sus manos masajeando suavemente mi espalda. Inmediatamente me deslizo de nuevo a dormir.



Durante los próximos dos días, Karen y Pato, literalmente, me miman hasta la muerte. Me siento muy bien ahora. 



Cualquier último efecto de mi conmoción se ha ido. Quiero que las cosas vuelvan a la normalidad,pero sé que normal significa que Pato y Karen se estarán yendo para volver a Boston pronto.



Pedro ha sido amoroso y de apoyo en el último par de días, pero también está llegando a ser muy distante. Me da miedo porque no sé lo que está pensando.



Incluso con todas las veces que se lo he preguntado, me dice que está bien. Sé la diferencia.



Algo pasa con él y me asusta, A LO GRANDE.
 


Poco puedo saber que estoy a punto de averiguar, qué le está molestando.


No hay comentarios:

Publicar un comentario