sábado, 23 de agosto de 2014

CAPITULO 13



Confesiones
 

Pedro y yo pasamos a trompicones a través de la puerta de su dormitorio en una masa enredadas de extremidades y lenguas.


Me empuja contra la cómoda y siento el borde clavarse en mi espalda. Sus labios dejan acalorados rastros en mi mandíbula, detrás de la oreja y terminando en mi clavícula.

Hace tanto calor que mi cerebro ni siquiera puede funcionar. 


Es como si estuviera en una niebla de sexo. 


Desesperadamente quiero atacarlo con dureza y arrancar su ropa y manosearle también. Lo único que puedo llegar a hacer es agarrarme fuertemente en sus bíceps y continuar asaltando con mi lengua en su boca.


Es entonces cuando Pedro decide subir la apuesta. Sus ásperas manos acarician mis pechos a través de mi camiseta. Roza mis pezones con los pulgares hasta que se ponen erectos, enviando escalofríos por mi espalda.


Luego pone su boca en uno de mis pezones y suavemente tira de él con los dientes. Gimo.


- ¿Te gusta eso? - Asiento en respuesta . Está a punto de ponerse mucho mejor.


Sus manos se deslizan por mi estómago y sus dedos juegan con el borde de mis jeans de cintura baja. Al siguiente instante, está abriendo el botón y bajando el cierre, luego sus manos están en mis bragas. Sus dedos rondan mi clítoris un par de veces, pero luego los retira y siento dos de sus dedos entrar entre mis piernas.


- ¡Joder! - grito de placer. Sus dedos se detienen.


- Eso es lo que planeo hacer, nena.


- No, quiero decir. ¡Joder! ¡Eso se siente jodidamente increíble! ¡No te detengas, joder! - ¿Qué pasaba con la palabra con J? ¿He sido de pronto diagnosticada con el síndrome de Tourette  o algo así?


- No pienso detenerme - dice, continuando el movimiento con sus dedos y mi orgasmo golpea y pulsa contra su mano. 

Antes de saber lo que está pasando, Pedro nos mueve de la cómoda y me tiene al pie de la cama. Quita mi ropa en milésimas de segundo, y me empuja hacia ella. Su abrasadora y lujuriosa mirada empieza a caer por mi cuerpo desnudo. De repente la niebla de sexo se despeja y sé que tengo que detenerlo.


- ¡Espera! ¿Puedes apagar las luces? - pregunto sonando aterrorizada, rodando rápidamente hacia mi lado, tratando de agarrar el borde de la colcha para cubrir mi cuerpo.


- No ésta mierda de nuevo. Te lo dije, quiero verlo todo. He pensado en verte así desde el maldito primer día que puse mis ojos en ti. No vuelvas a sentir vergüenza de mostrarme tu cuerpo. Eres condenadamente hermosa - afirma, mientras sigo tratando de cubrir mi cuerpo. Sus ojos aterrizan en mi caja torácica, vientre y costados. Es cuando me doy cuenta de ha visto mis cicatrices. La mirada que me da es tan intensa que siento como si tuviera que alejarme de él. Se ve peligroso . -¿Qué diablos? - gruñe. 

- No son nada, Pedro. Déjalo ya - digo.  


- Nena, ¿cómo te hiciste esas putas cicatrices? Si alguien te hizo esto, ¡me los voy a joder! - dice con un gruñido enojado.


Oh-oh, el siniestro Pedro está de regreso.  


- Estuve en un accidente de auto cuando era una adolescente.


Siento la cama hundirse y veo Pedro abrirse camino gateando. Sus labios recorren mi cuerpo y coloca suaves besos en cada una de las cicatrices de mi estómago, costados y caja torácica.


- Explica.


- No creo que pueda hablar de esto contigo.


- Soy tuyo, nena. Puedes decirme lo que sea.


- ¿Por dónde empiezo?


- Por donde quieras, cariño.

-Dios esto es tan difícil, pero aquí va.
Cuando tenía diecisiete años, mis padres, mi hermano Juan Pablo y yo decidimos ir a una nueva pizzería. Mi padre y mi hermano tenían debilidad por la pizza. Era la noche familiar semanal de la familia Chaves, que siempre era la noche del viernes. Salíamos a comer y luego terminábamos en el cine,o el boliche o nos íbamos a casa para pasar un rato con juegos en familia.
De camino al restaurante, nos detuvimos en un semáforo en rojo y cuando se puso en verde mi padre aceleró y avanzó hacia la intersección. Nos embistió en el lateral un camión de transporte que se saltó el semáforo en rojo. Posteriormente la policía descubrió que el conductor acababa de salir de un bar local y estaba totalmente embriagado. Mi padre y hermano murieron en el acto, pero mi madre y yo sobrevivimos al impacto inicial.  

Hago una pausa, tratando de contener las lágrimas, y miro a Pedro.  


- Continúa, te estoy escuchando - dice pasando suavemente sus dedos sobre la cicatriz debajo de mi ombligo.


- No puedo recordar mucho sobre el propio accidente. Pero, puedo recordar el momento después del impacto al despertar y escuchar a mi madre gritar de dolor. Había sangre por todas partes. Mis heridas fueron muy graves por los fragmentos de vidrio y metal de los restos. Me desmayé de nuevo, poco después de eso.


- ¿Qué pasó con el puto gilipollas del conductor? - pregunta a través de los dientes apretados.


- También murió en el impacto - contesto.


- El Hijo de puta es afortunado, porque si no tendría que rastrear su culo y matarlo yo mismo.-  ¡Oh. Dios. Mío! ¿Haría eso? . -Termina tu historia, Paula - me pide en voz baja.


- Lo siguiente que recuerdo fue despertar alrededor de una semana más tarde en el hospital. Mi madre murió en la ambulancia de camino al hospital. Fui la única sobreviviente. Ni siquiera pude ir a sus funerales porque estaba inconsciente. Incluso si hubiera estado consciente, estaba demasiado herida para asistir. Aparte de los pocos recuerdos que tengo del accidente, mis cicatrices están ahí para recordarme todo lo que he perdido.
Todavía los extraño cada día. 


Para cuando termino mi historia, estoy llorando tan fuerte que mi cuerpo se convulsiona en la cama.


- Shh, cariño, está bien. - Sus ojos encuentran los míos, con lo que parece tristeza y comprensión. Tristeza, la puedo ver, pero no el entendimiento. No hay manera de que él pudiera comprender el inmenso sentimiento de pérdida que había experimentado.


- ¿Te quedaste con otros miembros de la familia después de eso?


- No, no tenía otra familia. Por suerte, mi mejor amiga desde la escuela elemental y su familia me acogieron. Todos mis otros amigos poco a poco me fueron abandonando porque realmente no entendían por lo que estaba pasando y se sentían incómodos junto a mí. Además, debido a que tenía cicatrices, mucha gente pensaba que era rara. Pato de alguna manera sabía cómo me sentía. Ella perdió a su padre por la leucemia cuando tenía diez años. Así que Pato y su madre, su hermana y su padrastro intervinieron y poco a poco llenaron ese vacío, pero nunca pudieron verdaderamente sustituir a mi familia. Los quiero y siempre estaré agradecida por todo lo que han hecho por mí. Soy muy afortunada en ese sentido.


- Estoy tan... feliz... de que… los tuvieras, cariño - susurra entre besos. Me doy cuenta de que está quitando con sus besos las calientes lágrimas de mis mejillas.


- Yo también.


- Sabes, entiendo por lo que pasaste y cómo te estabas sintiendo. Sólo que yo no tuve gente como los Clare para cuidar de mí.


- ¿En serio?


- Sí.


- Cuéntame, por favor - contesto mientras mis dedos rondan su nuca y luego se enredan en el cabello de detrás de su cabeza.


- ¿Ves mi tatuaje? - pregunta, levantando su brazo izquierdo para que yo pueda ver el tatuaje que cubre su bíceps. Bajando la mirada, realmente estudio el diseño. Está tatuado todo de negro y representa dos escalonadas cruces envueltas en llamas. Desenredo mis dedos de su cabello y los muevo hacia abajo para que poder trazar el contorno de las cruces con el dedo y luego lentamente recorrer las llamas en su brazo.


- Es hermoso - le digo.


- Representa a mis padres y cómo los perdí - dice, haciendo una pausa un minuto antes de continuar . - Al igual que tú, perdí a mi familia trágicamente. Yo era hijo único y muy cercano a mis padres. Una noche mientras estaba durmiendo, la alarma de humo se activó. Mi papá vino a mi habitación y sacó mi culo de la cama. Me cargó por encima de su hombro hacia el pasillo. Había tanto maldito humo que apenas podíamos ver a un metro delante de nosotros. Me bajó por las escaleras y hacia afuera. Dijo “No te muevas, amigo. Iré por tu mamá”. Me dijo que su primer pensamiento fue para mí cuando fueron despertados por la alarma. Ella le dijo a papá que fuera por mí, mientras ella salía de la casa. Lo único es que no estaba afuera esperando por nosotros cuando logramos salir. Mientras veía a mi papá dirigirse de nuevo a la casa, no me di cuenta de que sería la última vez que lo vería a él o a ella vivos. Mis dos padres murieron en el incendio de la casa.


- ¿Qué edad tenías? - pregunto.  

- Nueve años - responde.


- Siento mucho que te pasó, hermoso. Entiendo perfectamente cómo se sentía y aún se siente - digo.


Él reposa su barbilla en mi esternón y sus hermosos ojos azules miran los míos cuando dice :- No sabía que algo podría lastimar mi corazón tan jodidamente mal.


- Me gustaría haber apartado tu dolor, Pedro - digo tratando de consolarlo.


- La vida no es malditamente justa. A veces las cosas pasa y no hay nada que puedas hacer al respecto - dice.


- ¿Qué provocó el fuego?


- Se hizo una investigación y se determinó que el incendio fue causado por un cableado defectuoso. Mis padres habían renovado recientemente su cocina y sin saberlo habían contratado contratistas con muy mala reputación.


- ¿Qué te pasó después?


- Pasé de un infernal hogar adoptivo a otro, hasta que cumplí los dieciocho. Tuve refugio, ropa y comida, pero no familia o amor. Nadie daba una mierda por un niño punk como yo. Yo era basura para la mayoría de ellos, sólo algo que traía un ingreso extra a la casa debido a los cheques de apoyo. Conocí a Alex cuando tenía catorce. Fuimos colocados en la misma casa de acogida y rápidamente nos convertimos en los mejores amigos. En mi dieciocho cumpleaños, Alex y yo nos fuimos y nunca miramos atrás. Lo más cercano a una familia que he tenido desde mis padres han sido Alex y Mayhem. Ellos son mis hermanos y siempre tendrán mi respaldo.


- Bueno, me tienes ahora también.


- Lo sé, y tú me tienes a mí.


¡Santo infierno! El dulce Pedro está de vuelta.  
Sus labios encuentran los míos, susurrando contra ellos : -Te quiero.


- Entonces tómame - contesto.


- Nunca he estado con una virgen antes, Paula. No quiero hacerte daño.


- No lo harás. Confío completamente en ti, cariño - susurro contra sus labios.


Pedro levanta su camisa por sobre su cabeza y luego con un poco de esfuerzo,finalmente se las arregla para quitarse sus jeans. Me estremezco ante la vista de su cuerpo musculoso y sus tatuajes sexy en el cuello y los brazos. Al notar su más que grande excitación, pienso que no hay manera de que vaya a caber dentro de mí. Una vez más su mano alcanza entre mis piernas y puedo sentir dos dedos entrando en mí.


- Maldición, nena estás tan jodidamente mojada.


- Lo siento. - Hago un gesto de vergüenza.


- Esa es una buena cosa. Nada de qué disculparse. Sólo significa que me quieres desesperadamente - dice entre besos.


Oh, definitivamente lo quiero desesperadamente. 


Inmediatamente me sonrojo ante la idea.  


Es entonces cuando la mano libre de Pedro gentilmente acuna mi mejilla. Fija sus ojos en los míos y dice:- Ahí está. Lo que he estado esperando. Es tan hermoso como lo imaginé. - No sé de lo que estaba hablando, pero de todos modos sonrío y acaricio con mi nariz su cuello.
Bajando la mirada a mí cuerpo añade :- Todo tu cuerpo está sonrojado porque estás encendida. Vamos a ver qué puedo hacer para mantener esta apariencia en ti - dice lanzándome una maliciosa sonrisa.


Continúa bombeando sus dedos dentro de mí agresivamente, pero luego los retira y hace un delicioso remolino con ellos sobre mi clítoris. Se siente tan bien, pero necesito más.


Casi como si Pedro pudiera leer mi mente, su cuerpo se mueve hacia abajo y su caliente boca está entre mis muslos. Su lengua se empieza a mover e imita el remolino que sus dedos hicieron antes. Cuando su barba recién crecida araña la parte interna de mis muslos, me pone totalmente en marcha. Mi cuerpo se tensa mientras un orgasmo me golpea duro. Trato de ahogar mi grito mordiendo la almohada. ¡Oh Dios, eso se siente increíble!


¿Alguna vez me cansaré de esto? No creo que sea posible.

Pedro se acuesta sobre su espalda. Ruedo encima de él y beso su boca.


Agarro su caliente erección y empiezo a acariciar arriba y abajo. Mis caricias aumentan de velocidad, al igual que su respiración. Cuando creo que se está acercando, repentinamente agarra mi muñeca y gime.


- Paula, tu mano se siente increíble, pero no puede terminar así.  
Respira profundamente y continúa con : -Quiero correrme profundamente dentro de ti.


Dándome la vuelta con suavidad él se coloca sobre mí y sus muslos lentamente separan mis piernas, su erección roza sutilmente contra mi coño. Me encanta la forma en que mi cuerpo absorbe el calor de su cuerpo.  
Sus pulgares acarician las manzanas de mis mejillas y susurra en mi boca :- Voy a entrar en ti ahora, nena.


- De acuerdo. - Pienso Finalmente.


- Voy a ir muy despacio, pero si te hago daño, házmelo saber. Saldré sin importa qué. ¿Entiendes?


- Sí.


Coloca su frente contra la mía y me mira a los ojos.


- Mírame mientras te tomo - ordena.


No hay otro lugar al que quiera mirar en este momento. Mientras le miro a los ojos, despacio entra en mí y me puedo sentir como me acomodo para acogerlo. Cuando siente resistencia empuja un poco más fuerte sólo para romper a través de mi barrera. Puedo sentir algo cálido fluir en un hilo por mi cuerpo. Oh Dios, ¿es eso sangre?  
Cuando él hace esto inhalo bruscamente y grito un poco. Puedo sentir lágrimas acumulándose de nuevo en mis ojos. ¡Maldición! Sabía que iba a doler, pero no tanto. ¡No llores Paula! Mantente entera. Cierro mis ojos para luchar con fuerza contra las lágrimas.


Pedro se queda quieto y murmura contra mi cuello :- Cristo, tan jodidamente apretado, nena. ¿Estás bien?


- Sólo dame un minuto. Estoy empezando a sentirse un poco mejor. 

 
Trato de tranquilizarlo.


- Cariño, si te duele demasiado me detendré. Por mucho que malditamente lo quiera, lo haré.


- ¡NO! ¡No quiero que te detengas! - grito.


- Está bien, está bien.Tranquilízate. Entonces no me detendré. - Si ríe mientras dice esto.


- Muévete, por favor - suplico mientras el dolor disminuye
significativamente. Empiezo a mover mis caderas debajo de él, pero me detiene con sus manos.


- Tan impaciente - murmura contra mis labios. Juro que puedo sentir su boca formar una sonrisa contra mi piel .- Me voy a mover ahora, nena - me advierte.


- Sí, por favor. Necesito que te muevas ahora - exijo.


Su caderas se balancean lentamente entre las mías y se siente increíble, pero después de unos minutos no es suficiente. Necesito más,mucho más.


- ¡Más rápido, Pedro! - suplico.  


- Tan jodidamente mandona - responde. 

Entierra su cabeza entre mi hombro y cuello y comienza a empujar sus caderas más duro y más rápido. Levanto mis caderas para encontrar las suyas, desesperada por más fricción sobre mi clítoris.


- Espero que estés lista para correrte pronto, Paula. Porque con lo apretado que aferras mi polla, no sé cuánto tiempo voy a durar.


Una de sus manos deja mis caderas, va a mi estómago y se mueve hacia abajo para tocar donde se conectan nuestros cuerpos. Sus dedos buscan mi clítoris y suavemente hace círculos sobre la sensible área. La combinación de toque de Pedro y la presión continua de nuestras caderas empujando juntas provocan una lenta acumulación de presión entre mis piernas.


- ¡Ah, joder! ¡Me voy a correr, Paula! - grita


Sus movimientos se vuelven casi frenéticos y mueve sus dos manos para agarrar mi culo. Inclinado mis caderas hacia arriba en un ángulo diferente, su pelvis crea deliciosa fricción contra mi clítoris. Pedro cariñosamente muerde mi hombro, lo cual me lleva al límite.


- ¡Oh, Dios mío! - grito, mientras otro orgasmo pulsa a través de mi cuerpo.


- ¡Mía! - gruñe Pedro al mismo tiempo. Luego golpea dentro de mí una última vez y puedo sentir su calor húmedo derramarse dentro de mí, mientras toma mis labios en un beso posesivo.


Un par de minutos más tarde estamos recostados en la cama, enredados entre extremidades y sábanas. No hablamos porque los dos estamos luchando por recuperar el aliento. Eso era tan fantástico. Quiero hacerlo de nuevo, y pronto.  

Pedro sale de mí y lentamente se gira sobre su costado quedando frente a mí, pasando sus dedos a lo largo de mis cicatrices. 

-Eso fue condenadamente hermoso. Gracias por dármela a mí. 

¿Cómo respondo a eso?


- ¿Qué? ¿Mi virginidad? - pregunto.


- Sí, eso fue hermoso, pero también gracias por compartir la historia tu de familia conmigo - dice, besándome suavemente en los labios . 


-¡Mierda! - ruge Pedro, sentándose en la cama.  


Estoy tan sorprendida por su arrebato que me encojo en la cama junto a él.


- ¿Cuál es tu problema?


- ¡Olvidé usar un condón!


Ah sí, eso también se deslizó completamente de mi mente.


- ¿Está limpio?


- Estoy sano como un maldito caballo. Me revisé hace un par de meses, a pesar de que uso condones siempre, sin excusas.


- Lo olvidaste esta noche.


- Sí, lo olvidé esta noche, nena. Eso es porque no puedo pensar bien cuando estoy contigo.


- El sentimiento es mutuo. Bueno, sabes que estoy limpia porque nunca he han hecho una transfusión de sangre, nunca he consumido drogas intravenosas o tenido relaciones sexuales antes. Así que todo está bien.


- Cariño, podrías quedar embarazada - dice con una expresión preocupada.


- Estoy tomando la píldora. Todo está bien.


- ¿Por qué tomas la píldora si eres virgen? - pregunta con rabia.


- Bueno, verás, un día el verano pasado, vi a un atractivo motorista mientras estaba corriendo y no podía evitar pensar en él en todo momento.
Él me dijo que me vería alrededor, así que pensé que estaría preparada por si acaso lo hacía. - Sonrío.


- Es un hombre muy afortunado. - Me sonríe sensualmente de regreso.


El caliente cuerpo de Pedro comienza a alejarse de mí y sale de la cama.


- ¿A dónde vas?


- A preparar un baño para ti y luego voy a conseguirte algún ibuprofeno. Estarás adolorida mañana, un baño y algunos analgésicos deberían ayudar.


Lindo. El dulce Pedro está de vuelta otra vez.  


Así que me baño, me tomo el ibuprofeno que Pedro dejó en el tocador para mí y me pongo unas bragas limpias con una camiseta sin mangas y me dirijo a la cama. Me detengo en el interior del marco de la puerta y miro hacia la habitación.  

Lo primero que noto es que las sábanas están cambiadas en la cama.


Qué vergüenza, Pedro tuvo que cambiar las sábanas con mi sangre en ellas.


La segunda cosa que noto me hace olvidar las sábanas. Pedro está extendido sobre su espalda con un brazo a su lado y el otro detrás de su cabeza. Puedo decir que está dormido porque su boca está relajada y ligeramente separada, y que está respirando lenta y profundamente. Qué es tan llamativo por su muy pacífica expresión en su rostro mientras duerme.


Entro en la cama y me inclino hacia él, lo besó suavemente en los labios y susurró en su oído:
- Gracias por esta noche, Pedro. Te amo.  


Finalmente le he dicho las palabras en voz alta; tal vez la próxima vez no estará inconsciente cuando las diga.Pedro me comprende como ninguna otra persona que conozco.  

Me recuesto con la mitad de mi cuerpo sobre el suyo. Subo una de mis piernas sobre la de él y reposo mi cara sobre su pecho. Estoy bastante segura de que también tengo una expresión pacífica en la cara cuando me duermo escuchando el latido de su corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario